█ La joya de Abadía
Ahora vamos a caminar rodeando el recinto amurallado. Caminarás en dirección contraria a donde se encuentra la preciosa encina de la entrada. Baja por el camino empedrado dejando siempre el edificio a tu mano derecha. Siguiendo estas indicaciones llegarás hasta la orilla del río Ambroz y hasta una de las esquinas lo que fue las dependencias del Palacio.
El espíritu medieval forjó un tipo de paisajismo cerrado que favorecía el aislamiento y la reflexión necesarios para la oración, pero esto cambia y se convierte con el renacimiento en un
jardín que se abre al mundo exterior, y su uso está destinado a una vida más feliz y placentera, llena de diversidad junto con los encantos de los paisajes de campo.
Los ricos jardines estaban llenos de escenas de la mitología. El agua durante este tiempo fue especialmente simbólica: se asocia con la fertilidad y la abundancia de la naturaleza, y este agua entraba en los jardines por esta zona en la que e encuentras.
Como complemento, en el lugar donde te encuentras, es muy probable que hubiera una pequeña represa, que formaba un estanque que permitía Duques disfrutar de
paseos en barca. Las puertas situadas a estas orillas evidencian la comunicación existente entre la zona del río y el interior del jardín. En la fotografía histórica que os dejamos, podréis observar la estructura que tenía el jardín con las puertas en la parte inferior de la imagen y con el río Ambroz paralelo a ellas.
Hoy en día, estas puertas corren un serio peligro, la falta de mantenimiento por parte de la propiedad privada del edificio está provocando que las plantas
como la que tienes que introducir para continuar con la aventura, introduzcan sus raíces y ramas entre los elementos constructivos, destruyendo muy lentamente el monumento. La planta rima con piedra ...