Huye hacia el norte, hacia el centro de la villa, subiendo por la calle de Toledo. En 4 minutos llegarás al cruce con la calle Arganzuela, donde encontrarás una fuente.
Aquí hay otra trifulca. Los vecinos de esta calle, arrojan macetas, aceite hirviendo, incluso algún mueble a unos armados gabachos. Un anciano logra derribar a un soldado cortándole el talón con una guadaña y apresuradamente la muchedumbre se le echa encima y lo muele a palos. Los franceses, sable en mano, acaban con la vida de varias mujeres que han salido a defender su barrio como auténticas leonas. Suenan disparos por todas partes y el humo de la pólvora hace de esta plazuela un lugar irrespirable.
La táctica de guerrilla del pueblo es clara, “atacar y huir antes de que lleguen refuerzos”.
Para retirarte de esta plaza busca en la placa de la fuente el apodo con que aclaman al rey Fernando VII que ahora es prisionero de Napoleón.