Del Salón de baile, el espacio más social e importante de la casa, nos vamos a la salita (Sala IX), menos formal y de uso más restringido.
Esta habitación servía para separar las estancias de la casa y al mismo tiempo era un lugar donde pasar el rato. Aquí, los familiares y amigos charlaban, descansaban, jugaban e incluso comían, por lo que los muebles solían ser más cómodos y la decoración más amable que en otras habitaciones, sin dejar por ello de reunir objetos de valor para dar apariencia.
En esta sala encontrarás uno de los complementos favoritos de la mujer del siglo XIX. Usado por igual por damas y sirvientas, los había lujosos y bellamente decorados pero también muy sencillos y de andar por casa. Tenían un carácter decorativo y al mismo tiempo funcional. Lo mismo ayudaban a refrescar el ambiente que hacían subir la temperatura ¡y es que con simples movimientos de muñeca se convertían en un arma de seducción! ¿De qué complemento hablamos?