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Sociedad



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Sigue tu camino hasta situarte en la pared sur.

La población tartésica de esta comarca se vertebraba a lo largo del Río Guadiana. Está documentado un gran poblado en el Cerro del Tamborrío (Villanueva de la Serena) y una gran necrópolis comunal en Medellín. Una docena de santuarios como el de Cancho Roano estaban repartidos a lo largo del cauce del Guadiana, del que hay que destacar el de Casas del Turuñuelo (uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de España en este siglo). En la próxima localidad de Campanario existe otro edificio tartésico hoy visitable, el de la Mata, que tenía una función puramente comercial.

La sociedad tartésica estaba muy jerarquizada. El personaje más poderoso de este santuario-palacio sería el domus que ostentaría el poder religioso y económico de esta comarca. Un séquito de guardias, y probablemente un escriba y contable formarían el personal de confianza del domus.

Orfebres, ceramistas, carpinteros, canteros, pasteleros, tejedores,… constituiría una clase de artesanos y trabajadores especializados.

Posiblemente en lo más bajo de la pirámide social se encontraría el personal encargado de la ganadería, agricultura y otras labores de cierta dureza.

Se estima que unas 50 personas pudieron vivir en el palacio-santuario y sus habitaciones circundantes, mientras que unas 250 personas lo harían en emplazamientos cercanos pero vinculados al mismo.

La alta sociedad tartésica apreciaba la posesión de un gran animal tal y como atestiguan muchas de las piezas de bronce encontradas en este lugar (estatuas, bocados, adornos, grabados con carros,…). El nombre de este équido tan valorado por las gentes de Tarteso te permitirá proseguir tu camino.








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